martes, 8 de abril de 2008

Reintentar

Juntando retazos de mis meses anteriores, he revivido momentos curiosos y aburridos, alegres y tristes, furiosos y serenos, vivos y muertos. Entre todas esas cosas no encontré mucho material para destacar- ése que si de ti dependiera enmarcarías para mirar de vez en cuando-, pero lo había: reencontrarme con viejas amistades, lograr objetivos no planteados (suena profundamente ilógico) y simples chispazos de vida fueron destacados dentro de un estar recurrente (entienda "estar" como una forma intermedia entre bienestar y malestar...).

Al momento de recoger pedazos dulces, sin embargo, es inevitable toparse con tristezas y pesares. Esto es casi como buscar oro: siempre te toparás con mucha piedra y material que desecharás (más allá de su valor geológico, el que no es motivo importante acá), por lo que puede ser que la búsqueda de lugares comunes positivos te acerque a pozos de profundo dolor. Y eso pasó, casi sin remedio.

Vivir pensando en el pasado es poco inteligente (en la medida que se puede involucrar la inteligencia en una decisión de este tipo), pero para quienes se basan en la emoción es el aire de cada día (no todos comen pan). Sin embargo, sigue pareciendo algo relativamente insano, sobre todo cuando es el presente la única forma verbal que se vive. Bajo esta lógica, lo ideal sería trabajar hoy para sonreir hoy, no pensar en el ayer para sufrir hoy. ¿Pero qué hacer?

Intentar que todo salga como se desea, tropezarse para levantarse y volver al ruedo, caer en un pozo y aprovechar el rebote para llegar más alto que antes, valorar la experiencia adquirida tras cada golpe... Quizás estoy siendo demasiado positivo, pero estos días miraré hacia adelante.

Suerte a todos en sus proyectos y anhelos personales.

Hagan lo posible por alcanzarlos.

jueves, 13 de marzo de 2008

Sentido contrario

Hoy fue un buen día. Tenía pensado matricularme, pero no lo hice... hubo algo más importante que eso. Extrañaba algunas cosas con el correr de los días, pero este jueves que termina las recuperé. Fue un bonito sentimiento. Sin embargo, no todo son luces...

El entendimiento de un proceso ajeno (aunque no tan ajeno, en verdad) me hizo notar algo que no parece estar bien conmigo: cerrar. Desconozco si hay alguna razón en específico, pero no saber utilizar una puerta como es debido ciertamente genera pesares. ¿Falta de voluntad? ¿Temor?... ¿Pero a qué?

Es curioso que dos personas tan cercanas aborden temas similares de formas diametralmente opuestas, como si condujeran en sentido contrario respecto al otro. Es sabido que no conduzco automóviles, pero no por eso debería ignorar los caminos correctos. Quizás necesito un mapa... o alguien que me guíe.

(entrada corta, sólo un pensamiento)